Pensé que tan solo era un sueño, más al seguir aprendiendo sobre el mundo angelical, descubrí que realmente había sido una experiencia totalmente real, donde todos mis sentidos jugaron un papel importante, y donde por primera vez tuve las cuatro Claris (Clarividencia, Clarisentencia, Clariconciencia y Clariaudiencia) totalmente abiertas.
Fue corto, y hubiese deseado que perdurara por más tiempo, sin embargo fue realmente maravilloso, tan vívido que lo sigo recordando como si hubiese transcurrido tan solo hace unos minutos.
En la madrugada del quinto día del 2020, de un soplo, los ángeles me tomaron por los hombros suavemente, me elevaron mientras mis brazos me cubrían a mi misma, mis pies colgaban en el aire y a medida que ascendía hacia el cielo y advertía un tono azul celeste indescriptible, entre nubes dóciles que se movían suave y lentamente, escuché el coro de ángeles más alto, sublime, mágico y poderoso que jamás acá en la tierra algún ser terrenal puede componer, reproducir o crear. Observé como una luz pura y blanca y deslumbrante se hacía más y mas grande al acercarnos a ella.
Mi interior se llenó de emoción, de mariposas en el estómago, de una felicidad que realmente se puede la puedo citar, es de otro plano, de otro mundo, es estar literalmente en el cielo, todo era paz, plenitud y gozo.
Finalmente abrí los ojos, entrando de nuevo en el plano terrenal y la sensación de ese momento permanece aún vívida, intacta y pido a la Santísima Trinidad, a los Arcángeles y Ángeles que me permitan tenerla presente cada día de mi vida, como un recordatorio del Llamado Divino del Cielo y del Padre para unirme a Él como parte del Servicio de Mensajería de Dios, y tomar la oportunidad de aprender y trabajar con los ángeles y por fin empezar a cumplir mi misión de vida.